La teología bíblica del discipulado
- Pastor David Saldivar
- 13 jun 2022
- 4 Min. de lectura

¿Cómo sé si soy discípulo?
Existen muchas interrogantes y apreciaciones en torno al discipulado cristiano. El discipulado es el sacerdocio del creyente, es decir, es la encomienda de la Iglesia que fue establecida por Jesús y que debe de ser llevada a cabo sin titubeo, demoras ni distracciones. Es por eso por lo que en GOD FAN (Alcance Global y Discipulado para Todas las Naciones), estamos comprometidos con Dios para cumplir con la Gran Comisión. Hoy en día la Iglesia está muy concentrada en hacer todo tipo de eventos y actividades. Dichas actividades no son necesariamente malas, solo que debemos de constantemente tomar el pulso de ellas y contrastarlas objetivamente con la Gran Comisión. Las siguientes preguntas nos pueden ayudar a evaluar nuestra efectividad en el llamado a discipular: ¿Estoy cumpliendo con la obra de Dios a través de esta actividad? ¿Me está ayudando hacer discípulos? ¿Cómo complementa este evento con el llamado de la Gran Comisión? ¿Me está robando la atención o recursos que pueden ser invertidos en discipular? La integridad de nuestras respuestas de estas preguntas puede ayudarnos a reenfocar la operación de nuestras iglesias en torno al llamado central de Cristo de hacer discípulos de todas las naciones de la tierra. Respondamos algunas preguntas comunes que nos ayudarán a formular una teología solida del discipulado:
¿Qué es un discípulo?
Un discípulo es alguien que sigue a Jesús, es el producto de la Gracia redentora de Jesús y del poder transformador del Espíritu Santo. Un discípulo ama a Dios por sobre todas las cosas. Si bien no es perfecto en toda su alma y su mente, está en un proceso de apropiarse de la Santidad de Dios y de las promesas del Evangelio. Su actitud abraza la cruz y el gobierno de Dios sobre su vida. Muestra interés en las cosas del Reino de Dios. Busca caminar en integridad y exhibe el carácter de Cristo. Tiene un amor compasivo por las almas y los demás y lo demuestra por medio del servicio y los actos de justicia del Reino. Sus convicciones y valores no son conforme al de este mundo sino son contra cultura y sus fundamentos son tan firmes que puede resistir persecución y crisis. Un discípulo de Jesús practica las disciplinas espirituales, es un buen mayordomo y entiende que tendrá que darle cuentas a Dios de toda su vida. Un discípulo de Jesús busca la excelencia, da lo mejor de sí mismo para el servicio a Dios. El sacrificio no lo detiene, el amor de Dios le ayuda a vencer todas las cosas. Nuestra iglesia cristiana ubicada en el área de Houston Texas busca desarrollar la fe de nuestros discípulos. La fe de un discípulo crece constantemente, tiende a ver quién Dios es y lo que Él está haciendo. Los discípulos aman la Casa de Dios, buscan edificar la Iglesia y bendecirla con sus dones y talentos.
¿Cómo puedo discipular?
“Hacer discípulos es el proceso de producir una vida que sigue a Jesús” (Manual del Proyecto Keystone). Aprendamos de nuestro Maestro. Jesús hizo cinco cosas en su ministerio público:
1. Enseñó y les predicó a las multitudes (miles de personas)
2. Vivió en comunidad con sus discípulos (docenas)
3. Sanó toda enfermedad y dolencia (ministerio compasivo y de benevolencia)
4. Pasó tiempo uno a uno enseñando y fortaleciendo su relación con sus íntimos
5. Se reprodujo en otros al enviarlos a la misión
Algo que podemos ver es que Jesús hizo discípulos en la misión. No lo hizo en un salón de clases. Naturalmente que en un salón de clases podemos predicar y enseñar la Palabra, pero el enfoque de Jesús fue más orgánico y fluido de acuerdo con el día a día de buscar replicar lo que el Padre estaba haciendo. Esto nos enseña que no podemos darnos a la tarea de hacer discípulos a través de agendas y programas sin antes asegurarnos que sea Dios que nos está impulsando. Nosotros dirigimos a otros al seguir al Maestro. La proclamación del Evangelio nos permite ver la respuesta de quienes lo oyen. El mover de Dios es evidente en las personas que escuchan el mensaje de Dios y responden con fe y arrepentimiento. Por lo tanto, todo aquel que tiene el llamado a discipular debe tener claro la manera de presentar el Evangelio del Reino a los pecadores. La proclamación libera el poder de Dios y la Gracia para aquellos que lo reciben con fe y con un corazón tierno. Tengamos en mente que el Evangelio no solo se proclama con palabras sino también con acciones. Jesús estaba mostrando a través de sus actos de justicia y milagros que Él era el Cristo y el Hijo de Dios. La compasión práctica de un creyente puede despedir el aroma del conocimiento de Dios para que el inconverso pueda volverse a Dios. Es por eso por lo que vemos a Jesús no solamente proclamando la verdad sino también lo vemos actuando en Su naturaleza de amor y justicia.
Jesús tuvo una relación íntima con sus discípulos. Los llamó personalmente, ellos fueron su prioridad e invirtió tiempo de calidad en sus vidas. Jesús enseñó a sus discípulos un nivel más profundo mostrándoles los misterios del Reino. Les hizo participar de su naturaleza divina. También les dio autoridad para llevar a cabo el ministerio y los envió a la misión. Todas estas acciones deben de ser reproducidas por los discipuladores. Cumplamos con el llamado de hacer discípulos que hacen discípulos que hacen discípulos. En el Nombre de Jesús, ¡amén!
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