Dios no siempre contesta como esperamos, pero siempre provee lo que necesitamos
- Pastor David Saldivar
- hace 5 días
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Dios no siempre contesta las oraciones conforme a nuestras expectativas, pero siempre provee lo necesario para que salgamos vencedores. Porque, antes de cambiar las circunstancias, quiere transformarnos a nosotros.
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9).
El ejemplo de Pablo y el aguijón en la carne
El apóstol Pablo conocía muy bien lo que significa clamar a Dios sin obtener la respuesta esperada. Él mismo pidió tres veces ser librado de lo que llama “un aguijón en la carne”. Este aguijón no solo lo afligía físicamente, sino que también oprimía su alma. ¿Quién no quiere ser libre de aquello que le duele o le ataca? No sabemos con certeza si ese aguijón era una enfermedad u otra cosa, pero sí sabemos que Pablo no hizo una oración superficial: rogó tres veces al Señor para que se lo quitara. Sin embargo, en lugar de remover su problema, Dios le dio una respuesta mucho mayor: “Bástate mi gracia”.
Una verdad que debemos guardar en el corazón
Este pasaje nos recuerda dos verdades fundamentales:
Dios tiene la autoridad de cumplir su voluntad, aun si no coincide con nuestras expectativas.
Pero nunca nos deja sin recursos; siempre nos provee lo necesario para salir vencedores.
En el caso de Pablo, Dios no le ofreció una solución temporal, sino algo eterno: poder y gozo en medio de su debilidad. No le quitó el aguijón; le dio la fuerza para soportarlo y vencerlo.
Lo que esto significa para nosotros
Hoy, esta verdad sigue vigente. Dios no siempre quita los problemas de inmediato, pero siempre quiere formar en nosotros cosas eternas a través del poder de su gracia. Cuando aprendemos a depender de Él, Su poder se perfecciona en nuestra debilidad.
Claves para aplicar esta verdad
Deja de medir la respuesta de Dios de acuerdo a tus expectativas. Los pensamientos de Dios y los caminos de Dios son más altos que los nuestros.
Recibe su gracia el día de hoy. No necesitas más recursos o una respuesta que alivie los síntomas de tu problema, necesitas más de su poder activo en ti.
Permite que tu debilidad sea el lugar del reposo y la manifestación de Su gloria. Lo que hoy parece tu mayor limitación puede ser la circunstancia que te llevará a una mayor revelación de su gloria y su poder.
Conclusión
Dios no siempre cambia nuestras circunstancias, pero siempre transforma nuestro corazón. Si hoy enfrentas algo que no entiendes, escucha la voz de Jesús diciéndote:
“Bástate mi gracia… porque mi poder se perfecciona en tu debilidad.”